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LAS MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS
JOSÉ LUIS JIMÉNEZ
Departament de Prehistòria i Arqueologia. Universitat de València
La importancia de una sociedad, ya sea antigua o moderna, viene determinada por diversos indicadores entre los que se encuentra el gusto por todo aquello que tenga que ver con el arte en sus diversas
expresiones. La antigua Roma no podía ser una excepción y de hecho, el devenir de la civilización romana estuvo presidido por el tantas veces aludido binomio constituido por el sentido práctico, utilitas,
y el gusto por la ostentación, por el ornato, decor. Ambos aspectos marcaron la personalidad de la mayor superpotencia del mundo antiguo, Roma, dominadora de orbi universo, no sólo desde el punto de
vista político, sino también desde el cultural, hasta el punto que si hoy en día estamos tan habituados a
hablar de la hegemonía política y cultural de los EE.UU, representada por la célebre expresión del american way of life, hace dos milenios imperaba un roman way of life en puntos tan distantes entre sí como
podía ser la costa galaica, Finis Terrae y la recóndita Palmira en la provincia de Siria.
Hasta alcanzar esa condición de potencia imperial, Roma tuvo que recorrer un largo trecho, espada en mano, con la que imponer un poderío militar que acabaría por dar paso a la introducción de
sus propias modas y costumbres entre el elemento indígena. A este lento proceso de asimilación del
conjunto de rasgos que definen a la cultura romana por todo aquel ajeno a ella, ya fuese fiel aliado o
sometido por la fuerza, se le denomina romanización. Ese poso cultural que alcanzaría su mayor expresión durante la época imperial ya fue depositándose en la etapa precedente, siglos II y I a.C., de la
mano de los veteranos e inmigrantes que cuando se asentaban en terreno conquistado hacían uso de
las técnicas imperantes en la península itálica en el campo de la construcción, de las modas en la decoración o de la vajilla y hasta de las lucernas con las que iluminaban sus viviendas.
ESCULTURA
Las manifestaciones de escultura romana en tierras valencianas no alcanzan el volumen constatado
en los grandes centros urbanos, como las capitales de provincia, Tarraco, Corduba, Augusta Emerita y además, en buena parte corresponden a hallazgos antiguos registrados en los siglos XVIII y XIX. No obstante y
a nivel general, constituyen un magnífico indicador del grado de sensibilidad cultural de quienes poblaron estas tierras en época romana, que puede ajustarse en la medida que se posee información relativa al
contexto en el que se integraban que, lejos de lo que pudiera imaginarse, no era exclusivamente urbano,
puesto que un número considerable de ejemplares documentados formaba parte de la decoración de importantes villae rurales, como en fecha reciente ha puesto de relieve Arasa en un trabajo de síntesis; aspecto que también se ha ocupado de abordar en este Catálogo dentro del apartado dedicado a las villas.
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ROMANOS Y VISIGODOS EN TIERRAS VALENCIANAS
Mercurio procedente posiblemente de
Valencia. Siglos I-II. Antigua Col. Rojas. [Fot. Archivo SIP].
Bronce de pequeño tamaño representando a Mercurio tocado con su característico sombrero (petasos) en su mano
derecha sostenía la bolsa con dinero
(marsupium) conservada parcialmente,
mientras que el brazo izquierdo, mutilado, estaría cubierto por un manto
(clámide).
Baco procedente de Aldaya, Valencia. Siglo II.
[Museo Arqueológico Nacional].
Es un tipo clásico de Baco joven que sostenía
un kantharos en la mano derecha cuyo vino
iba a parar a la boca de una pequeña pantera
sentada a sus pies, mientras que en su izquierda empuñaba otro de sus atributos característicos, el tirso.
Apolo de Pinedo. Siglo I. [Museo Prehistoria de Valencia].
Se trata de una estatua de bronce descubierta fortuitamente en 1963 por unos submarinistas frente a la playa de
Pinedo. El Apolo está inspirado en un prototipo de época
helenística avanzada atribuido a Demetrio de Mileto.
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LAS MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS • JOSÉ LUIS JIMÉNEZ
Grupo de esculturas procedentes de la
villa del Puig de Cebolla (Valencia).
Grabado incluido en la obra de Alejandro de Laborde, «Voyage pittoresque et
historique de l’Espagne», París 1811.
Se muestran diversas esculturas, dos
de Attis, una de bulto redondo y
otra en relieve, un Dyonisos escanciador y varios miembros de su cortejo. Estas esculturas formaban parte
de la decoración de una lujosa villa
romana y fueron sustraidas durante
la Guerra de la Independencia.
Al margen de esta consideración, los conjuntos más importantes se
localizan en las ciudades más relevantes, caso de Saguntum, Valentia,
Ilici y en menor medida, Edeta, Dianium y Lucentum.
Los criterios de clasificación responden por una parte, al tipo de soporte empleado, ya sea bronce o piedra y por otra, a los temas escogidos: escultura religiosa, imperial, privada, decorativa, funeraria, etc.
En el apartado de estatuaria en bronce, el ejemplar más destacado corresponde a la imagen del dios Apolo recuperada del fondo
marino frente a la playa de Pinedo en 1963 y que en 1994 fue objeto
de un nuevo estudio por nuestra parte con motivo de la restitución
de su pierna derecha. Se trata de una copia romana del original realizado por Demetrio de Mileto a finales del siglo II a.C., representando a Apolo Delphinios. Esta imagen, cuya fecha hay que situar a
lo largo del siglo I, debía estar destinada formar parte de la decoración de una residencia privada de rango elevado, pues su calidad
denota un alto nivel económico de sus destinatarios a la vez que un
elevado buen gusto.
Togado de Sagunto. Siglo I. [Museu
Arqueològic de Sagunt].
Escultura de mármol representando
a un varón que viste la toga. Procede
de las excavaciones que González Simancas efectuó entre 1923 y 1926 en
el foro romano de Sagunto.
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ROMANOS Y VISIGODOS EN TIERRAS VALENCIANAS
Ya a una escala inferior, aunque no por ello menos interesantes, cabe
mencionar diversos ejemplares de pequeños bronces, empezando por el
conjunto de 13 exvotos de Sagunto, fechados hacia el año 100 a.C., salvo
una imagen de peplófora y que fueron descubiertos en un edificio de
culto anterior a las obras de aterrazamiento del foro saguntino en época
augustea. En relación con el ámbito rural hay que mencionar dos imágenes de Mercurio, una de Chilches (Castellón) y la otra de La Alcudia de
Elche, así como un Neptuno de Dénia y una estatuilla de Traiguera (Castellón), cuya identificación con Baco no es del todo segura. Sagunto ha
deparado otra estatuilla de Mercurio, expuesta en el Museo Nacional de
Dinamarca y fechada entre la mitad del siglo i y la época de Trajano.
Retrato de niña. C/ San Vicente-Mesón
de Teruel, Valencia. Época imperial.
[Museo de Prehistoria de Valencia].
Cabeza de figura femenina infantil
seccionada a la altura del cuello con
una cinta que le sujeta el pelo. La
falta de acabado de la parte posterior denota su probable pertenencia
a un monumento funerario al que se
adosaría.
Por lo que atañe a escultura en piedra, sigue siendo muy útil la
síntesis que efectuara Abad en 1985 por lo que nos referiremos a las
novedades producidas con posterioridad a esa fecha. Así, las esculturas de Saguntum fueron objeto de una Exposición en 1990, cuyo catálogo ofrece el mejor estado de la cuestión. Igualmente en 1996 se
publicó una aproximación al primer Corpus de la plástica romana de
época imperial en Ilici, a cargo de Noguera; mientras que para la provincia de Castellón disponemos de sendos estudios publicados por
Arasa en los años 1998 y 2000. Todos estos trabajos, muy recientes,
han permitido disponer de visiones de conjunto sobre esta importante manifestación de la cultura romana. A estas labores de recopilación habría que añadir otras aportaciones dedicadas, bien al estudio
de hallazgos abordados muy someramente, como el que realizamos
sobre una herma báquica de Valencia, bien a la revisión de antiguos
hallazgos como el acaecido en la calle de la Paz en Valencia en 1899,
en la que junto con V. Lerma sugerimos una posible identificación
con la imagen de un atleta joven.
LA DECORACIÓN DE PAVIMENTOS
La huella que de las manifestaciones artísticas de época republicana ha
quedado en tierras valencianas se hace patente de manera principal en
los pavimentos decorados, ya que de otras manifestaciones como la
pintura mural o la escultura, apenas si queda rastro de esta época.
Terracota de flautista. Época imperial.
[Museo de Prehistoria de Valencia].
Fragmento de placa de terracota con
representación de un personaje joven masculino de perfil en actitud
de tocar la doble flauta (aulós).
Durante los siglos II y I a.C. la técnica más extendida y mejor
conocida es la del opus signinum que pervive al menos durante
la primera época imperial. Se componía de una mezcla de polvo
cerámico y cal con agua que antes de fraguar podía incrustársele teselas –piezas cúbicas de piedra–, de diferentes colores, formando motivos
decorativos que destacaban sobre la superficie que resultaba de color rojizo por efecto del polvo cerámico. Su incorporación a la cultura romana
significó toda una revolución, ya que lo habitual eran los pavimentos de
tierra apisonada o de tierra y cenizas que debían resultar muy incómodos a juzgar por el comentario de un personaje incluido por Varrón en
sus Sátiras Menipeas (80-60 a.C.), que reclamaba pavimentos de mosaico
para las calles de su ciudad, harto del polvo que provocaban los suelos
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LAS MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS • JOSÉ LUIS JIMÉNEZ
Pavimento de opus signinum. C/ Roque Chabás, Valencia. [Fot. Archivo SIAM].
Pavimento sobre fondo rojo anaranjado decorado con teselas de color blanco formando
un motivo de puntillado, mientras que en
otra zona de la habitación la decoración es a
base de un reticulado de rombos. Ambas decoraciones quedan separadas por una banda
ornamentada con círculos. Siglo I a. C.
de tierra. Otro tipo de pavimento que seguramente, haría las delicias del personaje de Varrón, es el descubierto en las termas republicanas de l’Almoina en Valencia, constituido
por losetas cerámicas en forma de escama,
asentadas sobre una preparación de mortero
de cal, arena, grava y cerámica triturada que
cubría el vestuario, apodyterium, la habitación
templada, tepidarium y la cálida, caldarium. Pavimentos de losetas en forma de escama idénticos a los de Valencia se han localizado en
ciudades del sur del Lacio y Campania en la
Península Itálica.
La difusión de pavimentos con la técnica
del opus signinum en Hispania discurre de la
mano de la expansión romana en la Península
Ibérica, lo que explica su presencia a lo largo
de toda la franja costera mediterránea peninsular, así como en el valle del Ebro. En el área
que nos ocupa, este tipo se localiza en las principales ciudades como Saguntum, Valentia , Lucentum e Ilici. El caso de Ilici posee un interés particular, ya
que junto a un ejemplar de estas características apareció en una estancia contigua, un mosaico denominado «helenístico» en atención, tanto a su técnica en la que se combinan las típicas teselas de piedra con
otras de cerámica junto con pequeños guijarros a modo de teselas, como por los detalles de su decoración,
basada en un rosetón central de sectores de círculos secantes rodeado por varias cenefas con diferentes
motivos, algunos de ellos, como las postas o la muralla torreada, extraidos del repertorio ornamental de la
musivaria del Mediterráneo oriental de los siglos III y II a.C., con buenos paralelos en mosaicos de Delos,
fechados entre el último cuarto del siglo II y los inicios del siglo I a.C., así como en un ejemplar de Viterbo,
de finales del siglo II a.C. En territorio hispano un motivo semejante se evidencia en un mosaico procedente de la sierra minera de La Unión (Murcia). Como contrapunto, estos motivos decorativos se acompañan de una serie de palabras ibéricas escritas con grafía latina, probablemente, nombres.
La vigencia de este tipo de pavimento alcanzó el siglo I, llegando a coexistir con los más antiguos
de opus tessellatum. A los comienzos del siglo I pertenece el hallazgo reciente producido en 1994 en la
calle Roc Chabás de Valencia, en el transcurso de una excavación arqueológica y que parece corresponder a una gran estancia de una domus, a juzgar por las dimensiones de lo conservado. La decoración, a base de teselas blancas, consiste en el clásico motivo de reticulado en forma de rombos y se
adivina la presencia de un emblema central de forma circular. Una banda decorada con círculos da
paso a otro sector decorado a base de líneas discontinuas de teselas blancas.
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ROMANOS Y VISIGODOS EN TIERRAS VALENCIANAS
En aquellas regiones donde había calado la moda del opus signinum, a lo largo del siglo I cobró fuerza una nueva modalidad constituida por el empleo de teselas blancas y negras. Las tierras valencianas han deparado un número considerable de realizaciones de este tipo, prácticamente la mitad del total de mosaicos atestiguados por Abad en el Corpus realizado en 1985, con
algunos interesantes exponentes, como el recuperado en la villa del Puig de Benicató (Castellón)
que muestra un variado repertorio de motivos geométricos, al igual que los mosaicos del Puig
de Cebolla y un ejemplar encontrado en Sagunto en 1953. Otro mosaico bícromo de tema geométrico se encontraba entre los que dibujó Cavanilles en el siglo XVIII procedentes de Calpe. En
cambio otro ejemplar de La Alcudia de Elche ofrece una combinación de motivos figurados de
carácter marino junto con caballos, aves y en el centro, toros, leones, jabalíes y perros rodeando
un círculo central.
LOS MOSAICOS POLÍCROMOS
Ya bien entrado el siglo II se produce la reafirmación de la técnica del mosaico –opus tessellatum–
polícromo. Junto con el gusto por el empleo de teselas de distintos colores se constata un esquema
compositivo basado en la partición del tapiz en pequeños registros destinados a plasmar episodios
o personajes de la tradición y mitología grecohelenística. Esta disposición se evidencia en tres ejemplares procedentes de Llíria, Moncada y Sagunto que ilustran distintas alusiones a la mitología clásica, así, mientras que el ejemplar edetano exhibe los Trabajos de Hércules en torno a un cuadro
central con la representación de Hércules y Onfalía, el mosaico de Sagunto recrea el Castigo de
Dirce y en el mosaico de Moncada el tema escogido son las Nueve Musas. Estos ejemplos denotan
un gusto por los temas mitológicos como exponente de un refinamiento y de un nivel cultural que
podía resultar una mera apariencia, puesto que se encuentran lejos de las elevadas cotas de calidad
que contienen las grandes composiciones de clara concepción pictórica. Como muestra, basta con
contemplar el mosaico de Llíria para comprobar como la figura de Hércules se repite en la misma
actitud en varios de sus trabajos, lo que no deja de ser un signo evidente de limitación en el repertorio iconográfico –los denominados cartones– en consonancia con la categoría tanto del comitente,
como del taller que lo ejecutó.
Un exponente de mayor entidad lo constituye el mosaico recuperado en la domus excavada recientemente bajo el Palau de Les Corts Valencianes, fechado en la segunda mitad del siglo II, que en
su emblema central y a pesar de su notable deterioro, ha podido identificarse a la Musa Terpsícore
con la lira apoyada sobre un ara o pedestal y acompañada por un personaje masculino mínimamente conservado que pudiera tratarse de un filósofo, todo ello en medio de un paisaje rocoso.
Otra composición destacada de finales del siglo II o comienzos del III y destruida ya en época antigua, debía decorar el gran patio circular de 22 m de diámetro de una de las residencias excavadas
en fecha reciente en los Baños de la Reina (Calpe, Alicante). Su emblema central debió ser polícromo,
mientras que el resto de la superficie quedaba resuelto por un tapiz de teselas blancas y negras con
motivos vegetales y geométricos.
Otras referencias a la mitología clásica ocupan también un lugar destacado. Así, el tema de Baco
cabalgando a lomos de una pantera constituía el emblema de un mosaico descubierto en Sagunto en
el siglo XVIII, hoy desaparecido. Una representación de Medusa figura en un mosaico descubierto en
la calle Reloj Viejo de Valencia. La villa de Algorós, en las cercanías de Elche deparó varios mosaicos,
uno de ellos con una representación de la ninfa Galatea cabalgando sobre un caballo marino –hipocampo–, mientras que otro debía mostrar a las Cuatro Estaciones, representadas por sendos erotes,
de los que sólo se conserva uno.
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LAS MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS • JOSÉ LUIS JIMÉNEZ
Mosaico de las Nueve
Musas. El Pouatxo, Moncada. Siglo III. [Museo de
Bellas Artes de ValenciaFot. F. Alcántara].
Mosaico polícromo hallado de manera casual
en 1920 en la partida del
Pouatxo de Moncada.
Representa los bustos de
las Nueve Musas con sus
respectivos nombres y
atributos con una disposición a base de tres cuadros en tres filas.
La práctica totalidad de los mosaicos polícromos que acabamos de citar se caracteriza por reservar la policromía a los motivos figurados del emblema o a los representados en cuadros, mientras
que la superficie restante se reducía a dos colores, blanco y negro por razones de economía.
Por su elevado número, superior al de los mosaicos con escenas figuradas, merecen ser destacados los mosaicos con decoraciones estrictamente geométricas, presentes en numerosos puntos como
Sagunto, Valencia, Villajoyosa, Elche, Petrel, Santa Pola, etc.
Otro tipo de pavimento muy apreciado por la calidad de sus materiales, era el opus sectile, constituido a base de placas de mármol recortadas con las que se formaban composiciones geométricas o
florales. Sagunto en 1956 proporcionó el descubrimiento de un interesante conjunto de mosaicos de
este tipo en la sede de la Sociedad Musical Lira Saguntina, al que hay que añadir la serie de habitaciones pavimentadas con mármoles de diferentes colores y procedencias, descubiertas en los Baños
de la Reina de Calpe en excavaciones recientes.
La nómina de mosaicos romanos en tierras valencianas se ha visto incrementada en fecha reciente con el ejemplar descubierto en la Font de Musa en Benifayó que a falta de su pertinente estudio, se revela como uno de los exponentes de mayor calidad.
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ROMANOS Y VISIGODOS EN TIERRAS VALENCIANAS
PINTURA MURAL
Al igual que los pavimentos, los muros de las construcciones podían recibir una decoración pictórica a base de composiciones meramente ornamentales o más elaboradas de carácter figurado.
Aunque el conjunto de vestigios recogidos dista mucho de constituir un Corpus importante, hallazgos recientes localizados en Valencia, Grau Vell de Sagunto, Llíria, Tossal de Manises, etc., han incorporado un interesante volumen de información a la ya conocida de antiguo y procedente de Castellón (Almenara, villas del Puig de Benicató y de Onda), Valencia (Alcudia, Daimuz, Gandía, Llíria,
Sagunto, Valencia) y Alicante (Villajoyosa, Tossal de Manises, Elche).
Sin duda, el hallazgo más espectacular ha sido el registrado en las excavaciones en el Palau
de les Corts de Valencia con la recuperación de los restos de la domus del mosaico de Terpsícore
que ha deparado los vestigios de una exquisita decoración pictórica con representaciones alegóricas de diversas provincias romanas, bajo forma de figuras femeninas de cuerpo entero. Hasta
el momento se han restituido tres figuras ataviadas con túnica y manto y acompañadas de los
símbolos más característicos de las provincias que representan, en los tres casos norteafricanas
cuyo nombre, escrito en griego, reza a los pies de cada una de ellas, Mauritania, Africa Proconsular y Egipto. Se trata de un hallazgo excepcional, ya que se trata del único ejemplo en pintura
en el que aparecen varias provincias aisladas en el centro de paneles y con su correspondiente
leyenda. A tenor de las dimensiones de la estancia y del esquema compositivo de la decoración
pictórica debía ser mayor el número de provincias representadas pudiendo constituir una visión
simbólica del Imperio.
A escasa distancia de la denominada domus de Terpsícore, en recientes excavaciones realizadas en
la plaza de Cisneros se ha recuperado otro interesante conjunto de restos de diversas composiciones
destacando por una parte, las imitaciones de mármoles con la presencia de un titulus pictus de dudosa lectura, relacionado con la raíz PORC, y acabado en M, ¿PORCIVM?. La técnica, que se aparta de los
graffiti incisos más frecuentes y la discreta posición que ocupa el nombre, disimulado dentro de una
banda de separación entre el zócalo y la zona media, parece estar apuntando algo tan poco habitual
en pintura mural romana, como es la firma del pintor. Otro hallazgo interesante lo constituye la re-
Pintura mural romana con
representación del dios
Mercurio. Cárcel de San
Vicente, Valencia. [Fot. Archivo SIAM].
Mercurio aparece tocado
con su bonete característico dotado de dos alas
muy exageradas (petasos).
Decoraba la estancia de
una casa romana de los siglos I-II.
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LAS MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS • JOSÉ LUIS JIMÉNEZ
presentación de una cabeza femenina situada entre dos guirnaldas y coronada con una diadema dorada y que porta unos
llamativos pendientes, detalles que unidos a la presencia de
un elemento vegetal a la derecha de la cabeza, apuntan, salvando las distancias, a dos composiciones procedentes de
Pompeya, alusivas a la Venus Pompeyana. Una posible
representación de Venus en esta zona cobraría sentido en
calidad de protectora de los marineros, ya que su lugar
de descubrimiento prácticamente coincide con el emplazamiento del puerto fluvial de Valentia.
El hallazgo de restos in situ permite una mejor comprensión del vínculo establecido entre la decoración pictórica y su
soporte. Así, bajo la denominada Cárcel de San Vicente en Valencia se recuperó una buena parte del zócalo de una estancia
doméstica decorada con una imitación de mármol cipollino junto
con una interesante representación de Mercurio o Hypnos y un bucráneo. La misma valoración merece el hallazgo de varios zócalos
decorados con imitaciones de mármoles en Llíria, así como parte
de la decoración hallada in situ en la estancia norte de la Domus de
la Puerta Oriental en Lucentum (Tossal de Manises, Alicante).
Una última mención merece El Grau Vell de Sagunto que ha proporcionado restos de diversas decoraciones correspondientes a dos
etapas cronológicas diferentes, la primera, fechada en el siglo II se caracteriza por la existencia de zócalos decorados con simples moteados e interpaneles en la zona media con representaciones de candelabros vegetales. Mayor interés tienen las imitaciones de lastras
marmóreas datadas a finales del siglo III o comienzos del IV por la escasez de testimonios de esa época.
Pintura mural romana con representación de provincia romana. Siglo II. Palau de Les Corts Valencianes, Valencia.
[Fot. Archivo SIAM].
Esta pintura mural decoraba la estancia de una de las casas más lujosas documentadas hasta el presente en la Valentia romana.
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La importancia de una sociedad, ya sea antigua o moderna, viene determinada por diversos indicadores entre los que se encuentra el gusto por todo aquello que tenga que ver con el arte en sus diversas
expresiones. La antigua Roma no podía ser una excepción y de hecho, el devenir de la civilización romana estuvo presidido por el tantas veces aludido binomio constituido por el sentido práctico, utilitas,
y el gusto por la ostentación, por el ornato, decor. Ambos aspectos marcaron la personalidad de la mayor superpotencia del mundo antiguo, Roma, dominadora de orbi universo, no sólo desde el punto de
vista político, sino también desde el cultural, hasta el punto que si hoy en día estamos tan habituados a
hablar de la hegemonía política y cultural de los EE.UU, representada por la célebre expresión del american way of life, hace dos milenios imperaba un roman way of life en puntos tan distantes entre sí como
podía ser la costa galaica, Finis Terrae y la recóndita Palmira en la provincia de Siria.
Hasta alcanzar esa condición de potencia imperial, Roma tuvo que recorrer un largo trecho, espada en mano, con la que imponer un poderío militar que acabaría por dar paso a la introducción de
sus propias modas y costumbres entre el elemento indígena. A este lento proceso de asimilación del
conjunto de rasgos que definen a la cultura romana por todo aquel ajeno a ella, ya fuese fiel aliado o
sometido por la fuerza, se le denomina romanización. Ese poso cultural que alcanzaría su mayor expresión durante la época imperial ya fue depositándose en la etapa precedente, siglos II y I a.C., de la
mano de los veteranos e inmigrantes que cuando se asentaban en terreno conquistado hacían uso de
las técnicas imperantes en la península itálica en el campo de la construcción, de las modas en la decoración o de la vajilla y hasta de las lucernas con las que iluminaban sus viviendas.
ESCULTURA
Las manifestaciones de escultura romana en tierras valencianas no alcanzan el volumen constatado
en los grandes centros urbanos, como las capitales de provincia, Tarraco, Corduba, Augusta Emerita y además, en buena parte corresponden a hallazgos antiguos registrados en los siglos XVIII y XIX. No obstante y
a nivel general, constituyen un magnífico indicador del grado de sensibilidad cultural de quienes poblaron estas tierras en época romana, que puede ajustarse en la medida que se posee información relativa al
contexto en el que se integraban que, lejos de lo que pudiera imaginarse, no era exclusivamente urbano,
puesto que un número considerable de ejemplares documentados formaba parte de la decoración de importantes villae rurales, como en fecha reciente ha puesto de relieve Arasa en un trabajo de síntesis; aspecto que también se ha ocupado de abordar en este Catálogo dentro del apartado dedicado a las villas.
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Mercurio procedente posiblemente de
Valencia. Siglos I-II. Antigua Col. Rojas. [Fot. Archivo SIP].
Bronce de pequeño tamaño representando a Mercurio tocado con su característico sombrero (petasos) en su mano
derecha sostenía la bolsa con dinero
(marsupium) conservada parcialmente,
mientras que el brazo izquierdo, mutilado, estaría cubierto por un manto
(clámide).
Baco procedente de Aldaya, Valencia. Siglo II.
[Museo Arqueológico Nacional].
Es un tipo clásico de Baco joven que sostenía
un kantharos en la mano derecha cuyo vino
iba a parar a la boca de una pequeña pantera
sentada a sus pies, mientras que en su izquierda empuñaba otro de sus atributos característicos, el tirso.
Apolo de Pinedo. Siglo I. [Museo Prehistoria de Valencia].
Se trata de una estatua de bronce descubierta fortuitamente en 1963 por unos submarinistas frente a la playa de
Pinedo. El Apolo está inspirado en un prototipo de época
helenística avanzada atribuido a Demetrio de Mileto.
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LAS MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS • JOSÉ LUIS JIMÉNEZ
Grupo de esculturas procedentes de la
villa del Puig de Cebolla (Valencia).
Grabado incluido en la obra de Alejandro de Laborde, «Voyage pittoresque et
historique de l’Espagne», París 1811.
Se muestran diversas esculturas, dos
de Attis, una de bulto redondo y
otra en relieve, un Dyonisos escanciador y varios miembros de su cortejo. Estas esculturas formaban parte
de la decoración de una lujosa villa
romana y fueron sustraidas durante
la Guerra de la Independencia.
Al margen de esta consideración, los conjuntos más importantes se
localizan en las ciudades más relevantes, caso de Saguntum, Valentia,
Ilici y en menor medida, Edeta, Dianium y Lucentum.
Los criterios de clasificación responden por una parte, al tipo de soporte empleado, ya sea bronce o piedra y por otra, a los temas escogidos: escultura religiosa, imperial, privada, decorativa, funeraria, etc.
En el apartado de estatuaria en bronce, el ejemplar más destacado corresponde a la imagen del dios Apolo recuperada del fondo
marino frente a la playa de Pinedo en 1963 y que en 1994 fue objeto
de un nuevo estudio por nuestra parte con motivo de la restitución
de su pierna derecha. Se trata de una copia romana del original realizado por Demetrio de Mileto a finales del siglo II a.C., representando a Apolo Delphinios. Esta imagen, cuya fecha hay que situar a
lo largo del siglo I, debía estar destinada formar parte de la decoración de una residencia privada de rango elevado, pues su calidad
denota un alto nivel económico de sus destinatarios a la vez que un
elevado buen gusto.
Togado de Sagunto. Siglo I. [Museu
Arqueològic de Sagunt].
Escultura de mármol representando
a un varón que viste la toga. Procede
de las excavaciones que González Simancas efectuó entre 1923 y 1926 en
el foro romano de Sagunto.
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Ya a una escala inferior, aunque no por ello menos interesantes, cabe
mencionar diversos ejemplares de pequeños bronces, empezando por el
conjunto de 13 exvotos de Sagunto, fechados hacia el año 100 a.C., salvo
una imagen de peplófora y que fueron descubiertos en un edificio de
culto anterior a las obras de aterrazamiento del foro saguntino en época
augustea. En relación con el ámbito rural hay que mencionar dos imágenes de Mercurio, una de Chilches (Castellón) y la otra de La Alcudia de
Elche, así como un Neptuno de Dénia y una estatuilla de Traiguera (Castellón), cuya identificación con Baco no es del todo segura. Sagunto ha
deparado otra estatuilla de Mercurio, expuesta en el Museo Nacional de
Dinamarca y fechada entre la mitad del siglo i y la época de Trajano.
Retrato de niña. C/ San Vicente-Mesón
de Teruel, Valencia. Época imperial.
[Museo de Prehistoria de Valencia].
Cabeza de figura femenina infantil
seccionada a la altura del cuello con
una cinta que le sujeta el pelo. La
falta de acabado de la parte posterior denota su probable pertenencia
a un monumento funerario al que se
adosaría.
Por lo que atañe a escultura en piedra, sigue siendo muy útil la
síntesis que efectuara Abad en 1985 por lo que nos referiremos a las
novedades producidas con posterioridad a esa fecha. Así, las esculturas de Saguntum fueron objeto de una Exposición en 1990, cuyo catálogo ofrece el mejor estado de la cuestión. Igualmente en 1996 se
publicó una aproximación al primer Corpus de la plástica romana de
época imperial en Ilici, a cargo de Noguera; mientras que para la provincia de Castellón disponemos de sendos estudios publicados por
Arasa en los años 1998 y 2000. Todos estos trabajos, muy recientes,
han permitido disponer de visiones de conjunto sobre esta importante manifestación de la cultura romana. A estas labores de recopilación habría que añadir otras aportaciones dedicadas, bien al estudio
de hallazgos abordados muy someramente, como el que realizamos
sobre una herma báquica de Valencia, bien a la revisión de antiguos
hallazgos como el acaecido en la calle de la Paz en Valencia en 1899,
en la que junto con V. Lerma sugerimos una posible identificación
con la imagen de un atleta joven.
LA DECORACIÓN DE PAVIMENTOS
La huella que de las manifestaciones artísticas de época republicana ha
quedado en tierras valencianas se hace patente de manera principal en
los pavimentos decorados, ya que de otras manifestaciones como la
pintura mural o la escultura, apenas si queda rastro de esta época.
Terracota de flautista. Época imperial.
[Museo de Prehistoria de Valencia].
Fragmento de placa de terracota con
representación de un personaje joven masculino de perfil en actitud
de tocar la doble flauta (aulós).
Durante los siglos II y I a.C. la técnica más extendida y mejor
conocida es la del opus signinum que pervive al menos durante
la primera época imperial. Se componía de una mezcla de polvo
cerámico y cal con agua que antes de fraguar podía incrustársele teselas –piezas cúbicas de piedra–, de diferentes colores, formando motivos
decorativos que destacaban sobre la superficie que resultaba de color rojizo por efecto del polvo cerámico. Su incorporación a la cultura romana
significó toda una revolución, ya que lo habitual eran los pavimentos de
tierra apisonada o de tierra y cenizas que debían resultar muy incómodos a juzgar por el comentario de un personaje incluido por Varrón en
sus Sátiras Menipeas (80-60 a.C.), que reclamaba pavimentos de mosaico
para las calles de su ciudad, harto del polvo que provocaban los suelos
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LAS MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS • JOSÉ LUIS JIMÉNEZ
Pavimento de opus signinum. C/ Roque Chabás, Valencia. [Fot. Archivo SIAM].
Pavimento sobre fondo rojo anaranjado decorado con teselas de color blanco formando
un motivo de puntillado, mientras que en
otra zona de la habitación la decoración es a
base de un reticulado de rombos. Ambas decoraciones quedan separadas por una banda
ornamentada con círculos. Siglo I a. C.
de tierra. Otro tipo de pavimento que seguramente, haría las delicias del personaje de Varrón, es el descubierto en las termas republicanas de l’Almoina en Valencia, constituido
por losetas cerámicas en forma de escama,
asentadas sobre una preparación de mortero
de cal, arena, grava y cerámica triturada que
cubría el vestuario, apodyterium, la habitación
templada, tepidarium y la cálida, caldarium. Pavimentos de losetas en forma de escama idénticos a los de Valencia se han localizado en
ciudades del sur del Lacio y Campania en la
Península Itálica.
La difusión de pavimentos con la técnica
del opus signinum en Hispania discurre de la
mano de la expansión romana en la Península
Ibérica, lo que explica su presencia a lo largo
de toda la franja costera mediterránea peninsular, así como en el valle del Ebro. En el área
que nos ocupa, este tipo se localiza en las principales ciudades como Saguntum, Valentia , Lucentum e Ilici. El caso de Ilici posee un interés particular, ya
que junto a un ejemplar de estas características apareció en una estancia contigua, un mosaico denominado «helenístico» en atención, tanto a su técnica en la que se combinan las típicas teselas de piedra con
otras de cerámica junto con pequeños guijarros a modo de teselas, como por los detalles de su decoración,
basada en un rosetón central de sectores de círculos secantes rodeado por varias cenefas con diferentes
motivos, algunos de ellos, como las postas o la muralla torreada, extraidos del repertorio ornamental de la
musivaria del Mediterráneo oriental de los siglos III y II a.C., con buenos paralelos en mosaicos de Delos,
fechados entre el último cuarto del siglo II y los inicios del siglo I a.C., así como en un ejemplar de Viterbo,
de finales del siglo II a.C. En territorio hispano un motivo semejante se evidencia en un mosaico procedente de la sierra minera de La Unión (Murcia). Como contrapunto, estos motivos decorativos se acompañan de una serie de palabras ibéricas escritas con grafía latina, probablemente, nombres.
La vigencia de este tipo de pavimento alcanzó el siglo I, llegando a coexistir con los más antiguos
de opus tessellatum. A los comienzos del siglo I pertenece el hallazgo reciente producido en 1994 en la
calle Roc Chabás de Valencia, en el transcurso de una excavación arqueológica y que parece corresponder a una gran estancia de una domus, a juzgar por las dimensiones de lo conservado. La decoración, a base de teselas blancas, consiste en el clásico motivo de reticulado en forma de rombos y se
adivina la presencia de un emblema central de forma circular. Una banda decorada con círculos da
paso a otro sector decorado a base de líneas discontinuas de teselas blancas.
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ROMANOS Y VISIGODOS EN TIERRAS VALENCIANAS
En aquellas regiones donde había calado la moda del opus signinum, a lo largo del siglo I cobró fuerza una nueva modalidad constituida por el empleo de teselas blancas y negras. Las tierras valencianas han deparado un número considerable de realizaciones de este tipo, prácticamente la mitad del total de mosaicos atestiguados por Abad en el Corpus realizado en 1985, con
algunos interesantes exponentes, como el recuperado en la villa del Puig de Benicató (Castellón)
que muestra un variado repertorio de motivos geométricos, al igual que los mosaicos del Puig
de Cebolla y un ejemplar encontrado en Sagunto en 1953. Otro mosaico bícromo de tema geométrico se encontraba entre los que dibujó Cavanilles en el siglo XVIII procedentes de Calpe. En
cambio otro ejemplar de La Alcudia de Elche ofrece una combinación de motivos figurados de
carácter marino junto con caballos, aves y en el centro, toros, leones, jabalíes y perros rodeando
un círculo central.
LOS MOSAICOS POLÍCROMOS
Ya bien entrado el siglo II se produce la reafirmación de la técnica del mosaico –opus tessellatum–
polícromo. Junto con el gusto por el empleo de teselas de distintos colores se constata un esquema
compositivo basado en la partición del tapiz en pequeños registros destinados a plasmar episodios
o personajes de la tradición y mitología grecohelenística. Esta disposición se evidencia en tres ejemplares procedentes de Llíria, Moncada y Sagunto que ilustran distintas alusiones a la mitología clásica, así, mientras que el ejemplar edetano exhibe los Trabajos de Hércules en torno a un cuadro
central con la representación de Hércules y Onfalía, el mosaico de Sagunto recrea el Castigo de
Dirce y en el mosaico de Moncada el tema escogido son las Nueve Musas. Estos ejemplos denotan
un gusto por los temas mitológicos como exponente de un refinamiento y de un nivel cultural que
podía resultar una mera apariencia, puesto que se encuentran lejos de las elevadas cotas de calidad
que contienen las grandes composiciones de clara concepción pictórica. Como muestra, basta con
contemplar el mosaico de Llíria para comprobar como la figura de Hércules se repite en la misma
actitud en varios de sus trabajos, lo que no deja de ser un signo evidente de limitación en el repertorio iconográfico –los denominados cartones– en consonancia con la categoría tanto del comitente,
como del taller que lo ejecutó.
Un exponente de mayor entidad lo constituye el mosaico recuperado en la domus excavada recientemente bajo el Palau de Les Corts Valencianes, fechado en la segunda mitad del siglo II, que en
su emblema central y a pesar de su notable deterioro, ha podido identificarse a la Musa Terpsícore
con la lira apoyada sobre un ara o pedestal y acompañada por un personaje masculino mínimamente conservado que pudiera tratarse de un filósofo, todo ello en medio de un paisaje rocoso.
Otra composición destacada de finales del siglo II o comienzos del III y destruida ya en época antigua, debía decorar el gran patio circular de 22 m de diámetro de una de las residencias excavadas
en fecha reciente en los Baños de la Reina (Calpe, Alicante). Su emblema central debió ser polícromo,
mientras que el resto de la superficie quedaba resuelto por un tapiz de teselas blancas y negras con
motivos vegetales y geométricos.
Otras referencias a la mitología clásica ocupan también un lugar destacado. Así, el tema de Baco
cabalgando a lomos de una pantera constituía el emblema de un mosaico descubierto en Sagunto en
el siglo XVIII, hoy desaparecido. Una representación de Medusa figura en un mosaico descubierto en
la calle Reloj Viejo de Valencia. La villa de Algorós, en las cercanías de Elche deparó varios mosaicos,
uno de ellos con una representación de la ninfa Galatea cabalgando sobre un caballo marino –hipocampo–, mientras que otro debía mostrar a las Cuatro Estaciones, representadas por sendos erotes,
de los que sólo se conserva uno.
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LAS MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS • JOSÉ LUIS JIMÉNEZ
Mosaico de las Nueve
Musas. El Pouatxo, Moncada. Siglo III. [Museo de
Bellas Artes de ValenciaFot. F. Alcántara].
Mosaico polícromo hallado de manera casual
en 1920 en la partida del
Pouatxo de Moncada.
Representa los bustos de
las Nueve Musas con sus
respectivos nombres y
atributos con una disposición a base de tres cuadros en tres filas.
La práctica totalidad de los mosaicos polícromos que acabamos de citar se caracteriza por reservar la policromía a los motivos figurados del emblema o a los representados en cuadros, mientras
que la superficie restante se reducía a dos colores, blanco y negro por razones de economía.
Por su elevado número, superior al de los mosaicos con escenas figuradas, merecen ser destacados los mosaicos con decoraciones estrictamente geométricas, presentes en numerosos puntos como
Sagunto, Valencia, Villajoyosa, Elche, Petrel, Santa Pola, etc.
Otro tipo de pavimento muy apreciado por la calidad de sus materiales, era el opus sectile, constituido a base de placas de mármol recortadas con las que se formaban composiciones geométricas o
florales. Sagunto en 1956 proporcionó el descubrimiento de un interesante conjunto de mosaicos de
este tipo en la sede de la Sociedad Musical Lira Saguntina, al que hay que añadir la serie de habitaciones pavimentadas con mármoles de diferentes colores y procedencias, descubiertas en los Baños
de la Reina de Calpe en excavaciones recientes.
La nómina de mosaicos romanos en tierras valencianas se ha visto incrementada en fecha reciente con el ejemplar descubierto en la Font de Musa en Benifayó que a falta de su pertinente estudio, se revela como uno de los exponentes de mayor calidad.
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ROMANOS Y VISIGODOS EN TIERRAS VALENCIANAS
PINTURA MURAL
Al igual que los pavimentos, los muros de las construcciones podían recibir una decoración pictórica a base de composiciones meramente ornamentales o más elaboradas de carácter figurado.
Aunque el conjunto de vestigios recogidos dista mucho de constituir un Corpus importante, hallazgos recientes localizados en Valencia, Grau Vell de Sagunto, Llíria, Tossal de Manises, etc., han incorporado un interesante volumen de información a la ya conocida de antiguo y procedente de Castellón (Almenara, villas del Puig de Benicató y de Onda), Valencia (Alcudia, Daimuz, Gandía, Llíria,
Sagunto, Valencia) y Alicante (Villajoyosa, Tossal de Manises, Elche).
Sin duda, el hallazgo más espectacular ha sido el registrado en las excavaciones en el Palau
de les Corts de Valencia con la recuperación de los restos de la domus del mosaico de Terpsícore
que ha deparado los vestigios de una exquisita decoración pictórica con representaciones alegóricas de diversas provincias romanas, bajo forma de figuras femeninas de cuerpo entero. Hasta
el momento se han restituido tres figuras ataviadas con túnica y manto y acompañadas de los
símbolos más característicos de las provincias que representan, en los tres casos norteafricanas
cuyo nombre, escrito en griego, reza a los pies de cada una de ellas, Mauritania, Africa Proconsular y Egipto. Se trata de un hallazgo excepcional, ya que se trata del único ejemplo en pintura
en el que aparecen varias provincias aisladas en el centro de paneles y con su correspondiente
leyenda. A tenor de las dimensiones de la estancia y del esquema compositivo de la decoración
pictórica debía ser mayor el número de provincias representadas pudiendo constituir una visión
simbólica del Imperio.
A escasa distancia de la denominada domus de Terpsícore, en recientes excavaciones realizadas en
la plaza de Cisneros se ha recuperado otro interesante conjunto de restos de diversas composiciones
destacando por una parte, las imitaciones de mármoles con la presencia de un titulus pictus de dudosa lectura, relacionado con la raíz PORC, y acabado en M, ¿PORCIVM?. La técnica, que se aparta de los
graffiti incisos más frecuentes y la discreta posición que ocupa el nombre, disimulado dentro de una
banda de separación entre el zócalo y la zona media, parece estar apuntando algo tan poco habitual
en pintura mural romana, como es la firma del pintor. Otro hallazgo interesante lo constituye la re-
Pintura mural romana con
representación del dios
Mercurio. Cárcel de San
Vicente, Valencia. [Fot. Archivo SIAM].
Mercurio aparece tocado
con su bonete característico dotado de dos alas
muy exageradas (petasos).
Decoraba la estancia de
una casa romana de los siglos I-II.
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LAS MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS • JOSÉ LUIS JIMÉNEZ
presentación de una cabeza femenina situada entre dos guirnaldas y coronada con una diadema dorada y que porta unos
llamativos pendientes, detalles que unidos a la presencia de
un elemento vegetal a la derecha de la cabeza, apuntan, salvando las distancias, a dos composiciones procedentes de
Pompeya, alusivas a la Venus Pompeyana. Una posible
representación de Venus en esta zona cobraría sentido en
calidad de protectora de los marineros, ya que su lugar
de descubrimiento prácticamente coincide con el emplazamiento del puerto fluvial de Valentia.
El hallazgo de restos in situ permite una mejor comprensión del vínculo establecido entre la decoración pictórica y su
soporte. Así, bajo la denominada Cárcel de San Vicente en Valencia se recuperó una buena parte del zócalo de una estancia
doméstica decorada con una imitación de mármol cipollino junto
con una interesante representación de Mercurio o Hypnos y un bucráneo. La misma valoración merece el hallazgo de varios zócalos
decorados con imitaciones de mármoles en Llíria, así como parte
de la decoración hallada in situ en la estancia norte de la Domus de
la Puerta Oriental en Lucentum (Tossal de Manises, Alicante).
Una última mención merece El Grau Vell de Sagunto que ha proporcionado restos de diversas decoraciones correspondientes a dos
etapas cronológicas diferentes, la primera, fechada en el siglo II se caracteriza por la existencia de zócalos decorados con simples moteados e interpaneles en la zona media con representaciones de candelabros vegetales. Mayor interés tienen las imitaciones de lastras
marmóreas datadas a finales del siglo III o comienzos del IV por la escasez de testimonios de esa época.
Pintura mural romana con representación de provincia romana. Siglo II. Palau de Les Corts Valencianes, Valencia.
[Fot. Archivo SIAM].
Esta pintura mural decoraba la estancia de una de las casas más lujosas documentadas hasta el presente en la Valentia romana.
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